Apartes Desvelo, en la profunda noche. Ruidos callejeros, en silencio, pero que se escuchan, invaden el cuarto, mi cabeza, interrumpen el sueño. Despierto, humedad inquieta, regocijándose en su afán de ser solo una molestia, poco modesta e ingrata. Camino descalzo, bebo unos cuantos sorbos de agua, refrescante agua, que limpia y sana; me dirijo hacia el balcón, meticulosamente despliego un postigo, me siento y luego respiro. Un vacío 109 que cruza la noche. Enciendo el último cigarrillo, fumo y pienso mientras miro al cielo, las estrellas, sigo pensando. En cuestión de días, dejo de ser un año más joven, para, simplemente, ser un año más grande. Cosas del tiempo. Sigo fumando mientras escribo estas palabras cansadas, acaloradas, con poco sentimiento. Termino el cigarrillo, me detengo a ver el circuito de un lejano avión sobre el cielo negro anaranjado que se va, me voy, vuelvo a dormir. 29/11/2011
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Mientras llovía de noche. Supongo que se torna ineludible caer en el lazo, en la conexión que se crea, o al menos, que uno crea hacia otra persona, una conexión tramada con los más finos sentimientos de amor, de esperanza y tal vez, de desencuentro, que llevan al corazón y la mente a amar aún en momentos inoportunos. Ese lazo vital, sabia bruta de los eternos soñadores, cual caballero a su princesa, rescatándola de su honda soledad. Tal vez amar, por tan consciente e infructuosa resulte, es la clave para dejar de ocultar los mil colores que tiene el alma, el alma enamorada, que solo divaga entre los labios, las manos, las ondas del cabello de la mujer más dulcemente añorada del planeta. Pero, ¿qué sabemos del amor?. Todo lo que nos dicen sobre el amor, todo lo que asimilamos que es, cuando realmente es el corazón, que nos tumba y nos despierta de un oscuro y lento sueño repleto de ignorancias. Confío y creo plenamente en el amor, porque sé que él, despertará el corazón de la mujer ...
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Hoy Llueve. Una gota cristalina, nacida para ser naturaleza con un único fin, caer. Los arboles festejan de ese gran fenómeno que los llena de vida, de ganas de crecer, de madurar. En las calles se respira olor a tierra. Ese no se olvida. Un intrépido sol que intenta asomarse por un claro, luchando con las inquisidoras nubes grises, que tratan de lucirse en su momento. Insiste, no lo logra, parece un espejismo lejano. Las flores, con un suave vaivén se mecen, perfumando el aire, llenando de color la tarde. Yo expectante, sentado, refugiado, miro y observo detrás de un ventanal como el agua se hace charco, luego barro, luego vida. Algún que otro travieso pájaro, osa cruzar la lluvia, en busca de su compañera, o tal vez, en búsqueda de libertad. Jamás conocí sonido tan placentero y sencillo como el de la lluvia al caer, simple, relajante, que incita a soñar. Sostengo la mirada sobre un perro callejero, no logro darme cuenta si viene hacia mí o está quieto, estoy confundido. D...
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En todo este tiempo. Así es, una circunstancia, cientos de miles de segundos que permiten encontrarme con mi ser interno, acurrucado en la densa soledad de una casa vacía, con pocos ruidos, y poco ser vivo dando vuelta, pero mucha vida queriendo ser. Día, noche, amanecer, atardecer, lluvia, sol, humedad. Me describo por los rincones, dejando una impronta de juventud dorada justamente en eso, en los rincones. Abro los ojos lentamente, es de día, inmediatamente me paro, camino desnudo por la casa, y así hasta enroparme. Un poco de lectura y calculadora a nadie le viene mal, por eso mismo, agarro algo para leer y una calculadora. Mediodía, almuerzo, la soledad se hace notar. Más tarde, los amigos, que disfrutan de extraviarse de sus casas por unos momentos, relajados, algunos más verborrágicos que otros, otros lúdicos, otros modelos, otros...Son seres que están de visita, que se van y vuelven, y vuelven a marcharse. Cuando cae la noche, simplemente acojo mis pensamientos...
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Pensares. -Y quédate, así se que, si estás despierta, te puedo pensar. -Pero piénsame, y si no estoy, piénsame igual y si muero, piénsame también, y si te cansas piénsame. -Aún dormida, aún dormidos, el pensamiento es eso, un pensamiento que viaja y nos descubre, nos encuentra en la soledad de la noche, en la distancia, en la presencia, en el querer... -En el aire, parte de la noche y una estrella se cae y no la veo, la ven, vuelvo a escuchar la canción, vuelvo a mirar y no sé, nada sé, lo pensé y no me marche, me quedé, pero pienso, te pienso. -En el choque de dos cometas, desprendiendo luz, de la misma que sale del alma, alma que en silencio cela mis pasiones, mis encantos, mis ganas de ser algo, cerca tuyo, con vos, parte de vos. -Vos ya sos sin mi, ya tienes mirada, ya sos parte de mi, ya soy parte de vos, ya somos parte del aire. -Si duermes, piénsame.... 09/05/2014
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Porque es ella. Señorita risueña, figurita delgada, nombre que huele a mil primaveras, soñadora alma que vuela y trepa por los bastos colores de su arcoiris. Ella es la musa que lleva a las mentes a soñar un mundo de amores, sonidos y cantos, felicidad. Como la Venus de Milo, despierta corazones, inundándolos de belleza y de risas, como una estrella fugaz, dejando su luz y su aroma en el camino. Mi propio ser, que desde el vacío y la soledad la añora en silencio, quiere estar con mi alma enamorada. Mujer brillante, con ojos que iluminan el mar mas profundo, ojos que guían hasta el alma más perdida, con su mirada te abraza, te enseña, te ama, si, con sus ojos como de miel recién extraída, cómo olvidarlos. -Estas allá, yo acá, pero no importa la distancia. Seamos como dos pequeños inocentes que imaginan un mundo puramente nuestro, sencillo.- Y así es como me recibe, con alegría, con su plenitud de adolescente, me quiere, la quiero, peleamos, volvemos a amar. 10/02/2015
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Somos. Existimos los que somos con el aire, con el viento. Los que somos cuando estamos acá o allá, sin importar la distancia. Existimos los que, sin querer mirar lejos, nos limitamos al ojo, cerca. También somos los que sabemos que no decir, cuando alguien no nos pide una palabra, y somos los que hablamos, por tener boca. Existimos los que del corazón se nos escapa la vida, pero la vivimos. Existimos los que no valemos nada, si nos miran desde arriba. Somos aquellos que queremos ser cuando no podemos y que, de vez en cuando somos, sin saber que hacer con ello. Existimos los que tenemos una pócima de esencia de humanidad destruida, golpeada, en un frasco de cristal, olvidado en el cajón de la mesa de luz. Existimos los que somos hijos, padres y abuelos. Somos la cultura de las generaciones, que interactúa con la realidad. Pero lo que queremos dejar de ser, es solo carne, sombras, pasos, movimiento. Existimos los que siempre queremos ser. 15/02/2012